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About the Show
Amor, bella luz del corazón, llama eterna que el mundo tiene en sí, caricia triste, dolor feliz, ¡La vida está en ti!
¡VER NÁPOLES, Y LUEGO MORIR!
Es imposible definir con exactitud cómo nació la canzone napoletana. Algunas fechas pueden ayudar a recordar su historia, pero no podrán explicar por qué los temas escritos y compuestos en este rincón del Mediterráneo tuvieron un éxito universal y un destino tal que hasta el rey del rock, Elvis Presley, grabó algunos de ellos.
Hay que remontarse hasta 1825 para ver aparecer el concepto de canciones napolitanas, cuando un editor local publica I Passatempi musicali, una compilación de canciones populares de la ciudad y su región. Años más tarde, Te voglio bene assaie tiene tanto éxito que su texto vende más de 180.000 copias. Con este tema, se inauguraba el certamen de Piedigrotta canora, una especie de concurso de poesía que se convirtió con el tiempo en certamen de canciones, e hizo mucho por la creación de una corriente musical propia en Nápoles. Este fenómeno se verá reforzado en 1876 con la creación de la casa editora de música Bideri, por la que pasaron los principales compositores y autores de la edad de oro de la canción napolitana, a fines del siglo XIX y principios del XX.
En 1880, una canción sin más pretensión que hacer la publicidad del nuevo funicular instalado en el flanco del Vesubio hace furor: se llama Funiculí, funiculá. Se vende más de un millón de copias, y participa en gran medida de la buena fortuna del editor Ricordi. Hoy todavía es un tema que se canta en todo el mundo, junto con O sole mio, sin duda la más linda y popular de todas las canciones napolitanas, y Torna a Surriento. O sole Mio fue creada en 1898 por Eduardo Di Capua y Giovanni Capurro, y es uno de los temas más cantados y traducidos del repertorio italiano.
Los intérpretes históricos más importantes del repertorio napolitano fueron Enrico Caruso y Mario Lanza, que se valieron de sus éxitos en las óperas del mundo para llevar los temas a toda las clases altas de Europa y América del Norte.
O amore, o bella luce del cuore, fiamma eterna che il mondo ha in sè, mesta carezza, lieto dolore, la vita è in te!
VEDI NAPOLI, E PUOI MUORI!