Gypsy Street

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About the Show


Los Balcanes han sido centro y periferia de los procesos mundiales desde la Antigüedad hasta la actualidad. Puente de comunicación entre Europa y Asia, esta región ha sido escenario de grandes disputas de conflictos regionales y mundiales. En el siglo IV el Imperio Romano se dividió en Occidente y Oriente, y la frontera entre ambos atravesó la actual Bosnia. Siglos más tarde, también allí se disputó el límite entre el Imperio Austro Húngaro y el Imperio Otomano. El asesinato de un archiduque austríaco en la ciudad de Sarajevo en 1914 es una condición, si bien no suficiente, necesaria para explicar el inicio de la Primera Guerra Mundial.Los enfrentamientos posteriores a la disolución de Yugoslavia no han hecho más que alimentar una mirada occidental que considera a los Balcanes como un polvorín siempre a punto de estallar.

Las guerras antiguas y recientes no deben impedir que consideremos a los Balcanes como un lugar de encuentro cultural. Si bien las expresiones nacionalistas buscan autoadjudicarse características distintivas, existe una cultura balcánica enriquecida por las diferentes presencias históricas en el lugar y que no conoce fronteras. Un mismo plato, aunque a veces con un nombre diferente, aparece en la gastronomía serbia, croata, bosnia musulmana, albanesa, búlgara, griega o rumana. Las mismas canciones, probablemente de origen judío o armenio, configuran el patrimonio cultural griego, búlgaro, serbio, bosníaco (musulmán de Bosnia), rumano y hasta húngaro y ucraniano.En la música balcánica se siente el latido de fondo de una melancolía que tiene que ver con influencias asiáticas (turcas, armenias e incluso de la India),

Además de una identidad arrasadora cuando unos pocos acordes aparecen en el aire, la música balcánica es una muestra genuina de integración. Una música que contiene melodías que provienen desde las profundidades del tiempo y desde diferentes rincones de nuestro planeta. Ninguna es mejor que otra: todas hacen su aporte único, todas ellas conviven en armonía, todas fusionadas para celebrar ese breve instante que transcurrimos por este planeta. La música balcánica resulta entonces un sano cuestionamiento a un mundo que se empecina en construir muros y desigualdades.